Mugalari, Gara, 19 de marzo de 2010
(...) Esta expresión, que cifra gráficamente el propósito del proyecto, lo expone también al peligro de una malinterpretación: hacer propio el espacio público no puede significar privatizarlo. Es, de hecho, todo lo contrario. El salón representa el núcleo íntimo de nuestra vida privada. De ahí que convertir una plaza en salón urbano pudiera entenderse como un llamamiento a colonizar el espacio público con las exigencias y los modos del privado. Esto no implicaría, sin embargo, hacer nuestro el espacio público, sino destruirlo como tal (...)