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Killed By Trend
Menos mal que nos quedan los libros, para sentir que no estamos solos y para aprender los nuevos códigos de conducta que quizá ,a nuestros pesar, nos esperan. El diablo sabe mi nombre, de Jacinta Escudos, una recopilación de relatos donde reflexionar y huir de la realidad existente.
Penumbria
¿Ser cocodrilo es ser indigna porque todavía tienes derecho al placer, derecho al salvajismo de ser libre? ¿Ser cocodrila significa tener derecho a tu sexualidad, a la vida sin pudor que caracteriza la infancia y a la protagonista de esta historia?
Killed by trend
Jacinta Escudos se erige como una visionaria de mundos tristes y desamparados donde una llama de calor hace más llevadera la existencia entre entre la fantasía de lo que se perdió y la añoranza de recuperar lo perdido.
El huffington post
Los deseos íntimos entre lo soñado y la realidad los desvela la salvadoreña Jacinta Escudos en El diablo sabe mi nombre (consonni)..
El asombrario
Los 14 cuentos que forman El diablo sabe mi nombre, el nuevo libro de la escritora salvadoreña Jacinta Escudos, tienen en común la transgresión. Todos rompen fronteras y límites, entre el sexo masculino y el femenino, entre lo onírico y lo real, entre seres humanos y animales, entre locos y cuerdos, entre la vida, la fantasía y la muerte. «Gran parte del material del libro, un 75% quizá, está basado en sueños que tuve».
El Diablo sabe mi nombre
«Los textos de Jacinta Escudos son una mirada que subvierte lo real, la visión unívoca del realismo literario. No para evadirse de esa realidad, sino para lograr una visión más honda […] Escudos es una de las más notables representantes de esta tendencia en la literatura centroamericana actual». —Lilian Fernández Hall.
«Jacinta Escudos tiene una prosa transgresora y empoderada. Quienes lean sus cuentos encontrarán identidades cruzadas y monstruosidades posmodernas que parodian nuestra realidad, para hacernos pensar que otro mundo sí es posible». —Teresa López-Pellisa.
Estos cuentos crean un universo propio donde todo está permitido: transformaciones, realidades paralelas, desdoblamientos, antropofagia, mutaciones. Los cuentos que conforman El Diablo sabe mi nombre son muy distintos entre sí, pero guardan dos cuestiones en común.
Por un lado, la transgresión, el deseo de traspasar una frontera, normalmente imposible. Son las fronteras entre el sexo masculino y el femenino, entre seres humanos y animales, entre la locura y la cordura, o entre la vida y la muerte. Por otro lado, lo onírico. De los 14 relatos, más de la mitad fueron sueños que la autora tuvo y que transformó en cuentos sin pretender hacer una lectura racional de los mismos, dejando hablar a la oscuridad, explorando aquellas zonas profundas que no comprendemos plenamente. Este carácter de fantásticos los une como libro.
A pesar de encontrar en este volumen un profundo disgusto por el ser humano que destruye su medio ambiente y, sobre todo, una notoria rebeldía contra los roles impuestos a hombres y mujeres, los cuentos plantean en la gran mayoría de casos, personajes que hacen algo para cambiar su suerte.